Mírame, no ves que te busco.
Siénteme, éste es mi abrazo, o acaso has dudado, hijo mío, en decirme que hoy tu vida es un ocaso.
Levántate, Yo te sostengo; camina pues Yo te guío; no pienses que un tropiezo es caída, pues Yo he visto a mi Hijo levantarse.

Recuerda: te he dado la vida, he puesto a tu lado a María que te dice: "Hagan lo que Él les diga", despréndete de toda tu vida.
Borra todos tus deseos y deja que escriba en ellos, serás de esta forma mi reflejo para tantos que me buscan y no encuentran.
Si acaso dudas de nuevo, escucha mi voz bien adentro, que te dice, "Hijo mío, soy tu Padre, que te ama y te guía desde el cielo. Confía y entrégate por entero