Bajo el edredón el arte y el desearte,
el mosquito y el cañón y un gran cajón desastre.
Sobre nuestra piel un trocito de tela

remendado al parecer con escamas de sirena.
Y entre tanto alcohol en vena,
siempre se cuela una pena

o algún fallido intento de elevarme
que no alcanza ni siquiera a rozarte.


No es intuición ni falta de certeza,
no malgasto el color ni escatimo en proezas
cuando me duele la cabeza o extravío alguna pieza

de este puzle que llevo tantos años ordenando
y a cada golpe de terral sale volando.


Bajo las mantas quiero sudar contigo
y retrasar mi viaje para que tú vueles conmigo
y sostenerte entre mis brazos con asumida derrota

y así dejar a la Muerte con su agua-que-daña
seca y rota.


Partiremos en dos esta tierra y su mediocridad
y un naranjo en flor de tus aguas bravas nacerá.
Con el viento a favor tu reverso entero tomará mi extremidad

y yo metido en ti, y tú soldada a mí,
y así poder morirme frente a ti.