Hoy vengo triste
por algo, que aunque existe,
intentan ocultar

con anuncios y mentiras.

Salté la valla

de su corporación:
un holocausto
entero ante mis ojos.


Entre excrementos
nacen y viven.

Una hoja señala
su ejecución.
No eran cientos,

que eran miles
de entre millones...


Y ahí en la calle
muchos lo ignoran,
otros quieren cambiar

la legislación.

¡¿Qué?!


Los dientes que devoran
están en las personas

y la reforma
es perpetuación,
tranquilizar conciencias

en forma de cuota o voto,
negociar la miseria
que ellos no sufren.


Buenas intenciones no bastan.
Las palabras son hojas otoñales,

la cara amable con que negociar
con los culpables.


No alargues más esta lucha
con tus teorías, con tu inactividad.
Si no te gustan la cárcel ni las rejas,

¡¿por qué eres socio de la jaula y la granja?!

¿Sabes? No son un recurso,

nada con que especular.

En tu concepto de libertad

ponte dentro
del presidio que tú aceptas.


Lo que no quieras para ti,
no lo hagas.
Lo que no quieras para ti,

no lo promuevas.

No reformes la injusticia,

acaba con ella.
No hables de Libertad
sin liberar a tus esclavos.


Consideran un logro ser
parte del sistema al que se oponen,

moviéndose en los límites
que los culpables marcan.
Personas de buen corazón

en torno a falsas ilusiones
y avances futuros
niegan un presente.


Deja de criticar y llamarme radical,
de unirme a tu lista fundamentalista.

Lo que importa es la Libertad.

Los avances serán por quien se rebela,

no por sucumbir al injusto orden establecido.

¿Es que contigo no puedo contar
para vaciar esas jaulas?
¡¿Acaso piensas que es ilegal?!

¿O mucho tiempo en la red y la palabra?

Lo que no quieras para ti,
no lo hagas.
Lo que no quieras para ti,

no lo promuevas.