¡Vea mi hijo! Ahora que la ocasión se presenta,
quiero dejarle en sus manos y en su pensamiento,
algo que llevo dentro escarbándome el pecho. Un

fuego lento y ardoroso me va atropellando la vida
en la soledad de mis días, aunque siempre tengo
alguna compañía, porque no es de hombre vivir

solo enredándose en melancolías, pero muchas
veces no alcanzan pa completar jornal en el
desolado campo del alma mía. ¡ Por eso mi hijo!

prieste atención lo que su tata dice, que siempre
será pa usted de buena intención y justamente
porque recién comienza a galopar en los potros de

los años sujete bien los tientos de la cincha,
que ansí no habrá bagual ni orejano que me lo
lleve de prepo donde las yeguas relinchan!. mire

no es que su tata sea padrillo de alguna tropilla,
pero los años y los caminos siempre le enseñan
al baquiano que hay que andar despacio cuando se

ha tomao un vino, no vaya a ser que su tobiano le
erre el paso y me lo haga sentar de contramano.
¡nunca en la vida pierda decencia!, ni sea

cobarde en las inclemencias, pero aprienda siempre
a mantener distancia cuando el asunto no sea de su
incumbencia. aprienda del pájaro, que levanta

vuelo cuando ve las víboras arrastrarse por el
suelo. ¡Perdón mi hijo! Pero esto no es verso,
son cosas que ocurren y su tata las vivió, por

eso le dejo estas vivencias, que pa cualquier
gaucho son una cencia, nunca deje su rancho a
merced de los caranchos, y siempre vuelva a su

querencia. también debe aprender muchas cosas que
le enseña el campo, así no tenga experiencia, la
vida le va enseñando a medida que pasa el tiempo,

y usted guardelá con recelo, que nadie le dará
nada, cuando mucho unas pocas palabras de
consuelo. Nunca olvide su respeto, siempre

cargueló en su memoria, que tanto andar los
caminos, usted irá sembrando su propia historia y
que más lindo y orgulloso que sentirse alabao con

respeto, que a usted, le quedara para siempre, y
serán mis propias palabras las mismas que usted
deje cuando ya los años vayan ganándole tantos.

¡Quizá recuerde a su tata! y a lo mejor de puro
recuerdo nomás tenga que domar su llanto, pero no
se me lo ponga triste, ni se me lo enanque en el

pensamiento, que a lo mejor me lo piala y me lo
hace hocicar en los recuerdos. solo me resta
decirle, que nunca olvide a su madre, cuidelá o

recuerdelá con cariño, que para ella, usted
Siempre será un niño. Tampoco olvide estas pocas
palabras que aquí le deja su tata, que si le

priesta atención, con los años y aunque de mi se
olvide, quizás se le grave en el corazón.