Ya no lastimes mi pueblo,
ya no hieras mis cerros,
que no sufra mi pacha

que no llore mi mama.
Sólo quedaron mis huesos,
milenarias urnas de barro,

sólo quedaron mis huellas
en piedras y lajas del cerro.
Dejá mi güagüita

que duerma su eterno sueño,
su sueño de churqui, paja y jarilla,
allá en las alturas, allá en la punilla.

Yo no te pido ni un rezo,
ni que claves una cruz,
sólo la paz yo te imploro

que tu alma cubrirás con el oro.
Si cardos miras en el cerro
son ancestros que velan tu paso,

ellos cuidan tu vida en las###bres,
y te cobija la luna en su manto.