Vives en la soledad,
donde el monte se pierde adentro,
donde el vino se vuelve baguala

y el corazón se llena de sentimiento.
El alcohol del algorrabal
te va quemando las penas,

gajos de la misma raíz arden
Junto a tus penas ajenas.
Hachero artesano,

indio hermano
que buscas en la luna el camino,
del oscuro sendero de tu alma.

Queriendo aclarar tu destino.
las quimeras escondidas
de tus sueños,

se despiertan cuando duermes
abrazando la ilusión
estrellada en el filo de tu hacha.

Hermano mataco, camina en tu silencio
abrazando al hombre que llevas adentro,
masticando la vida de a poquito,

para que no se acabe tu senda herida
que dejaron huellas antiguas
de tu raza sufrida.

Hermano mataco, del monte, del río
callado de plegarias sordas,
creces fuerte como el quebracho

como el yaguareté macho
como los toros bandeños
que pechan el garabato, filoso puñal

del monte, quebrándose a cada rato,
pero sigues creciendo y pariendo
voluntad suprema, natural.

Algún día serás hermano,
de los montes y de los ríos,
el inmenso manantial.

Daniel Vélez del Pozo