Traigo un racimo de aguaceros
para deshojarte el tedio del atardecer.
Traigo mis sueños en cueros

a tu orden, ofrecidos y a granel.

Tengo antídotos para el invierno,

truco de dejar el lecho siempre sin hacer.
Tengo el mapa de tu cuerpo
por si olvidas los caminos de tu desnudez.


Y tengo informes precisos de tu alma,
secretos vivos que me contó tu piel,

y tengo la clave del pentagrama
para cancionarte la prosa desabrida
de un desayuno sin fé.


Y tengo siempre un dolor oportuno
para que me cures y juguemos a los salvadores,

y tengo cataplasmas para tus dolores,
para que nos encerremos y hagamos de la vida
una eterna enfermería de cuartel.


Y tengo también saludable neurosis sin cura, reprobables tratos con la luna,
por si tienes que olvidarme después.


Tengo en el pecho un agujero
por si quieres sentir miedo te asomes a ver.

Tengo el corazón deshecho
esperando que lo vengan a recomponer.
Por si no tienes qué hacer.


Y tengo informes precisos de tu alma,
secretos vivos que me contó tu piel,

y tengo la clave del pentagrama
para cancionarte la prosa desabrida
de un desayuno sin fé.


Y tengo siempre un dolor oportuno
para que me cures y juguemos a los salvadores,

y tengo cataplasmas para tus dolores,
para que nos encerremos y hagamos de la vida
una eterna enfermería de cuartel.


Sin garantías?
sin facturas?

pero... ¡llévame!